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Encarnando la esencia arquitectural de las casas tradicionales marroquíes, los riads y los dars están ubicados en las medinas del reino marroquí. Si la palabra “Dar” se traduce simplemente por casa, el término “riad” (o ryad) encarna además en la idea de un jardín.

Invisibles para los viajeros que deambulan en la vieja ciudad, estas moradas, cerradas sobre el exterior, no dejan nada aparecer de su encanto. Los callejones que llevan en las casas están estrechos, y las puertas de entrada, muy anodinos ...

Una vez atravesadas, ustedes tendrán el placer de descubrir un patio arboleado, organizado alrededor de una fuente. La diferencia sonora entre la algazara de los derbs y la calma de la casa reforzará su impresión de serenidad.

De forma cuadrada, a veces rectangular, todas estas casas espaciosas poseen un o dos pisos. Las columnas que sostienen el tejado están visibles y forman una sucesión de galerías que se abren al patio.

La planta baja está generalmente dedicada a los espacios comunes: salones, comedor, cocinas. Las principales habitaciones están ubicadas en el piso.

Si desde hace 15 años, muchas de estas moradas han sido rehabilitadas en casas de huéspedes, con el fin de preservarlas, todas han sido restauradas con cuidado más grande para los materiales elegidos. Encontramos allí todo lo que hizo la grandor de la artesanía marroquí: el zellige, el estuco, el tadelakt o el trabajo del cedro ...

Además de su originalidad decorativa y sus grandes espacios de vida, los riads le proponen descubrir un servicio hotelero personalizado y de alta calidad.